Hay un versículo
de la Biblia que ha girado en mi cabeza reiteradamente estos últimos días, y es
que apareció una musa inesperada en su forma, pero autentica en amor, la cual
con su corazón desprendido y su actuar oportuno han traído a mi memoria las
palabras de Jesús una y otra vez: “Es más bienaventurado dar que recibir...”
Esta mujer no se
jacta de pertenecer a las filas de ninguna religión, ni de seguir manuales de
buen comportamiento como las ya inexistentes conductas de Carreño, ni tampoco
de obrar correctamente imitando un tutorial de buen trabajador. Sólo es sincera
y ama honestamente sin buscar lo suyo, y creo que eso, es demasiado… ¿Por qué
es demasiado?, porque me hace cuestionar mi vida y el cristianismo que profeso
llevar, donde Cristo me llama a seguirlo y ser como Él, a entregarme por otros
sin buscar en eso ganancia, ni comodidad, ni prosperidad, ni prestigio… Esta
mujer con su amor desinteresado hace que cuestione mi actuar cristiano y anhele
ser más como Cristo.
Hace unos días
atrás recibí un bello bolsito bordado a mano que contenía dentro un caminito de
mesa de múltiples colores, unos manteles de cocina y un corazón bordado que
atesoraba todos los olores del campo, todo esto hecho por las tiernas manos de una mujer. Este obrar cariñoso y desinteresado de ella, no es la primera vez que se hace
presente en las vidas de mi familia y en la mía. Hace muy poco luego de la
muerte de mi abuelito Gabriel, el día del funeral, donde la familia nuclear no
posee el tiempo ni la mente para pensar en lo que se cocinará ese día, ella, esta amiga cercana y fiel, nos
tomó a todos y nos llevó a su casa, nos preparó unos salvadores y ricos
completos y nos cobijó cariñosamente en medio del dolor y la ausencia tan
latente de nuestro Negro.
Ella, es una
mujer de verdad, como dice mi papá: ¡Jugada y honesta! y veo que tengo mucho
que aprender de su corazón.
Querida tía
Jeannette éstas líneas son para ti, es mi forma de agradecer tu desinteresado amor.
Me gustaría poder hacerlo de muchas más formas y espero que el Señor así me lo
permita.
Nuestras
oraciones, amor y disposición están para ti y los tuyos. Y sé, que aunque no
abraces ninguna religión en particular, Cristo ha hecho un trabajo en tu
corazón que anhelo profundamente pueda un día llegar a su máximo esplendor con
una conversión total de tu alma.
Te quiero mucho.
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