No es mi intención con este texto asentar algún tipo de base sobre la “importancia de las redes sociales” ni darle un valor o uso más allá de lo que merece. De hecho, personalmente considero que las redes sociales, que, aunque teniendo cosas positivas, han perjudicado en varios aspectos a nuestra sociedad, sobre todo provocando un alto grado de adicción, no solo en adolescentes e infantes, sino también en una porción adulta que se ve incapaz de manejar disciplinadamente su tiempo.
Sabemos que algunos efectos dañinos que provocan las redes sociales en el ser humano, son ansiedad, impaciencia, indolencia en algunos casos, altas dosis de efímera dopamina, depresión, soledad, exceso de interés en buscar la aceptación de otros, etc... También genera en nosotros cuidar en demasía la imagen que queremos proyectar, haciéndonos publicar cierto tipo de contenido, como por ejemplo algunos tipos de comida, la maravillosa vida social que creemos tener, sitios bonitos que visitamos, nuestro arduo desempeño laboral, las perfectas relaciones amorosas o vida familiar, alguna frase intelectual robada de algún pensador, algunas selfies acompañadas de versículos bíblicos para aparentar ser más espirituales etc... o simplemente usamos las redes para espiar vidas ajenas... ¿o no?
¿Qué cantidad de personas comparte contenido espontaneo, sin editar con alguna musiquilla o con algún tipo de filtro por ahí? la verdad es que muy pocos... ya que gran parte de lo que publicamos lo hacemos pensando en mostrar y provocar algo en el espectador. De lo contrario si no tuviésemos interés en mostrar algo específico, no tendríamos redes sociales. En fin hay tanto material para exponer sobre el uso que le damos a las redes sociales, que podríamos seguir escribiendo líneas y más líneas sobre el tema.
Pero bueno, como la intención de este texto, no es ahondar en temas de los que tenemos bastante información, paso a plantear la interrogante que hoy me aqueja, una pregunta simple, sencilla, pero peculiar. Es la siguiente:
¿Qué hace que una persona conceda más o menos likes a una de tus publicaciones?
Antes de responder en tu mente a la pregunta, quiero volver a recordar que es una pregunta singular y que su respuesta se dirige a lo que escondemos en el corazón y no a un tipo de publicación específica, ni al uso en si de las redes sociales.
En otras palabras, el tema en controversia es revelar como personas con las que te relacionas continuamente, observan tus publicaciones y vida, y simplemente de un momento a otro la interacción o interés que supuestamente había, parece desaparecer. Entonces te preguntas ¿Qué habrá pasado?, porque la persona en cuestión sigue activa en los medios, la sigues viendo seguido pero apenas te habla, jamás pregunta nada de tu vida y pareciera que le gustan todas las demás publicaciones menos las que realizas tú…
El ser humano fue creado por Dios para comunicarse, relacionarse y expresarse, y eso va más allá del medio que use para realizar aquello. Sabemos en general que una de las formas más naturales para nosotros es el habla, por ende en una conversación es fácil observar en el interlocutor algunas cosas como, el tono de voz, los gestos del rostro, la mirada a los ojos, los movimientos de las manos, la postura del cuerpo, si está o no atento a lo que se habla, si realiza preguntas demostrando interés, si sabe escuchar etc.…Todas estas cosas son claramente visibles al momento de interactuar con alguien y nos pueden dar una idea panorámica del interés y aprobación que pueda haber del interlocutor hacia nuestra persona.
Antes de seguir me gustaría hacer un alto, y dejar de manifiesto que para el verdadero cristiano la aceptación proviene directamente de Dios, y esto se origina con lo que Él ha decidido revelarnos por Gracia, y del entendimiento y conocimiento que el Espíritu Santo nos da a través de su Palabra, gracias a eso podemos ser consientes de nuestra heredad como hijos de Dios y por ende de nuestra real identidad. Hago esta aclaración para no crear confusión frente al tema expuesto y también para ser consientes de que aunque seamos hijos de Dios claramente podemos no caerle bien a todo el mundo y eso hay que asumirlo, es parte de la vida, sobre todo si llevamos un cristianismo real.
Ahora volviendo al supuesto “ostracismo” en el que algunas personas parecieran caer en las redes sociales y también en lo presencial, ¿qué le ocurre a la persona en el corazón o que nos ocurre a nosotros mismos al no querer mostrar reacción o afecto alguno?
Al parecer el guardar silencio o estar preso de algún grado de alexitimia, pareciera ser inofensivo, pero ¿Qué pasa cuando hacemos esto intencionalmente y el deseo que se esconde detrás del corazón es mostrar un claro desinterés o desprecio hacia una o varias personas específicas?
El diccionario dice que desprecio es: Desestimación y falta de aprecio. Supone la negación y humillación del otro de quien se pone en duda la capacidad e integridad moral y la considera indigna. Es similar al odio, pero implica un sentimiento de superioridad.
Por otra parte la Palabra de Dios dice en Proverbios 14:21 que “El que desprecia a su prójimo peca”
Así de concreta es la Escritura y nos confronta su inerrante verdad, la cuál no solo podemos ver en este pasaje de proverbios, si no que a lo largo de toda la Biblia podemos observar claramente que el desprecio y el desinterés hacia el prójimo es declarado abiertamente en contra de la voluntad de Dios, por lo tanto es un pecado.
Es pecado porque nos aleja de lo que Dios quiere que hagamos con nuestro prójimo, es pecado porque al hacerlo dañamos y podemos generar un profundo dolor en nuestros cercanos y en personas que debiésemos cuidar.
Es triste observar no solo el desprecio, si no también la cobardía de personas que usan sus lugares de autoridad y púlpitos para hacer comentarios desde una posición y lugar, lanzando opiniones personales que afectan claramente a las personas que las oyen y no siendo capaces de acercarse directamente a hablar con ellas, si es que tuviese algo que arreglar con alguna de ellas.
- "Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano" (Mateo 18:15)
(Aunque también he visto en varias ocasiones que, lamentablemente al aplicar este principio, hay hermanos que carecen de madurez y luego, como se dice en buen chileno "quedan atravesados" por lo tanto tratan al hermano que les hizo ver el error, de manera distante y con notoria molestia.... una pena)
Pero entonces, ¿Cuáles pudiesen ser algunas razones de este desdén y rechazo evidente?
¿Envidia, inseguridad, sentirse amedrentado por la personalidad del otro, sentir competencia, menosprecio porque es distinto a ti, molestia por algo no dicho?... en fin, desconozco el sinnúmero de razones por las que una persona puede llegar a despreciar y rechazar a otra, solo se que el silencio y el notorio rechazo generan más daño de lo que se ve. Ya que el menoscabo psicológico, emocional y espiritual de manera constante hacia una persona, puede ocasionar un profundo perjuicio del que puede no ser fácil recuperarse, sobre todo cuando viene de personas cercanas o "pastores" cristianos que supuestamente deberían interesarse, cuidarte, amarte y preocuparse por ti.